Mi andadura por estos lares se inicia en septiembre 2018; una inspiración/intuición me llevó a Artajona a través de una asociación Itineris COMA y sus I Jornadas El Líder Imperfecto. En el transcurso del segundo día de estas fantásticas jornadas, casi sin darme cuenta, fui guiada hacia un lugar al que se iba con una alegría especial, y caminé detrás del grupo que se desplazaba al destino para deleitarse en una comida y conversación juntos. El resultado fue inesperado, ya que amante de la buena mesa, creo que aquella vez comí poco, no porque los anfitriones no ofreciesen un gran manjar, que lo hicieron, sino porque todos mis sentidos estaban “jugueteando” con miles de estímulos que no dejaban de captar mi atención.
Son tantos rincones increíbles en Casa Iriarte que se hace complicado en tan pocas palabras, poder describirlos, pero sin duda me quedaría con los primeros que me cautivaron. La planta baja, un espacio único que te invita a entrar a través de un portal de magnificas magnitudes y robustez, entre una luz tenue y las zonas ancestrales y sombrías de esta estancia. Los asistentes a las Jornadas subían, pero algo me hacía no avanzar en aquella parte inicial de la casa, me enamoró su sencillez y, a la vez, elegancia en los elementos decorativos. Libros, historias que flotaban en el ambiente, hacían difícil querer subir a los niveles superiores, así que sin ser descortés (era la primera vez que me invitaban), me paré justo en medio del hall y divisé todo lo que mis ojos alcanzaban a ver en una posición estática. Finalmente, subí a la primera planta a través de unas maravillosas escaleras, y fue desde allí que pude divisar una “cuba” (un gran depósito de piedra incrustada en el suelo del hall) que según explicó Marisa ofrecía en tiempos ancestrales el almacenaje de cientos de litros de aceite a la familia.
El resto de la hacienda es simplemente fantástica, cada metro cuadrado es sorprendente, pero sin duda me quedo con la cocina que sin ser muy grande acogió a casi 20 personas, y en la que la buena conversación, el gusto por la buena comida y el cariño con el que se trataban todos hacía difícil no sentirte como en casa. Quiero destacar, obviamente, el jardín, diverso en plantas, flores, arbustos y árboles frutales, en fin, maravilloso, con unas vistas al conjunto arquitectónico de Artajona que confieren a este lugar un paraje único.
En las II Jornadas El Líder Imperfecto, septiembre 2019, volví a reencontrarme con Artajona y sus gentes, tuve el gran placer de pernoctar en esta maravillosa casa y fui consciente de la gran capacidad que tiene esta hacienda para albergar personas: habitaciones cálidas y amplias que permitían compartir momentos de conversación personales y, me atrevería a decir, casi místicos. Es en este momento donde también descubrí una habitación/biblioteca donde pudimos deleitarnos entre libros centenarios a la espera de ser catalogados, como Marisa explicaba con entusiasmo y amor hacia cada “reliquia” contenida en esta estancia de la casa.
Para concluir, pese a que la casa podría acompañarte sin necesitad de presencia humana por todo lo que comprende y he descrito anteriormente, sin duda la calidez humana de sus fenomenales anfitriones Marisa y Javier, hacen que formes partes de sus vidas y que simplemente puedan pasarte dos cosas: que quieras quedarte (y pidas que te adopten) o que quieras volver, y en eso estoy, queriendo repetir la visita, que no la experiencia, ya que cada minuto en Casa Iriarte con Marisa y Javier es un nuevo e inquietante momento de vida.
¡Mil gracias por vuestra formidable hospitalidad, cariño y generosidad, no solo por compartir esta magnifica villa, sino por unir una amplia diversidad de inteligencias y poner personas tan grandes en nuestro camino!
Sonia Carbellido. Verum. Visionary & Transformation Leadership
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