Me sentí muy a gusto. Fue un placer. Deberíamos juntarnos más a menudo en un ambiente relajado, distendido… para hablar. Siempre corriendo. Haces un parón, te relajas, hablas; viene muy bien. Se me pasó la mañana en un pis pas. Escuchar a gente que no conoces pero con la que compartes, no ideas, gustos, ni opiniones (o sí, quién sabe) sino inquietudes, ganas de hacer cosas… ¿Qué aprendí? Que cuando vas con ganas de hablar, escuchar, compartir, puedes hacerlo. Aunque quizás ayude el femenino.
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Me encantó comprobar que muchas personas (mujeres en este caso) aman su trabajo como yo y tienen proyectos creativos que desean compartir con otras personas. Me llenó de ilusion, esperanza y entusiasmo.
Beatriz Jimeno. Artajona. Navarra
Casa Iriarte o la casa del “Poder”
Para vivir, para saber que se siente o para conocer Casa Iriarte, solo existe una única forma y es pasar unos días en ella, con la compañía y hospitalidad de Marisa, Javier y su encantadora perrita Teka; cualquier otra forma de intentar conocer este oasis, se queda muy pero que muy lejos de la bella realidad. Mis palabras solo os pueden ayudar a dar un poco de luz, un esbozo de lo que vais a encontrar a vivir y sentir en ella; pero nada más.
Cuando cruzas las… Leer más
Conocer a mujeres que luchan por sus sueños, poder ayudarnos mutuamente, tener a Yolanda y sus vivencias en la Polinesia… fue un lujazo. Tenerte a ti, con tu ilusion y experiencia…. En fin, me encanta lo que haces y cómo lo haces. Ojala salga algo de aquí, ¡cuenta conmigo para lo que haga falta!
Itziar Urtasun. Artajona. Navarra
Casa Iriarte se convirtió durante unos días en una encrucijada de caminos. Un fin de semana de conversaciones, experiencias compartidas y una total disponibilidad de todas las participantes para ayudarse en el proyecto individual de cada una de ellas y pensando en la posibilidad de crear alguno en común. Desconectadas del día a día y con las mentes sosegadas, fluyeron ideas, propuestas y críticas. Su fortaleza se puso patente, entre otras cosas, en la absoluta entrega hacia las demás y en… Leer más
El umbral de una casona es el paso ideal para iniciar un viaje en el tiempo, no es un secreto. Pero a su vez bajo el dintel se te otorga, si lo sabes percibir, el poder de detenerlo.
El portón de Casa Iriarte te traslada a una época en la que los olivos eran amos y señores y los hombres obtenían el oro de su preciado fruto. Un tiempo en el que las gruesas paredes y los abovedados techos guardaban la vida del paso de los días, donde los libros comenzaban a envejecer para hacerse más valio… Leer más
Vengo de una tierra en donde se encuentra el océano Pacífico, que de Pacífico no tiene nada, es el océano más violento del mundo, y eso me gusta, ya que me recargo de energías al mirarlo y al nadar junto a sus olas…. Mi país es un país ‘joven’, aunque estas tierras han sido pobladas desde hace miles de años… Sentir la energía de algo longevo sólo he podido vivirla al abrazar a un Nothofagus dombeyi o en las Araucarias araucanas, ambos árboles de más de 500 años de vida… Mis días en Casa Iriarte… Leer más
Estuvimos en un ambiente muy relajado; eso es por vuestra culpa. Once mujeres llenas de ideas, pero todas con los pies en el suelo – no entiendo como no gobernamos el mundo. Y que hay que perseguir los sueños. Lo que no me gustó fue que a esas horas no se terminase con una buena comida.
Mariví Jimeno. Artajona. Navarra
My stay at Casa Iriarte, was a memorable one. Views of rolling hills from an authentic 15th century home are still in my mind as if it was yesterday. Nestled within the medieval walls of Artajona, I found myself surrounded by an unparalleled peace. Each window of the house was it’s own work of art by the view in which it created. Whether strolling along the stone streets that have been strolled on for centuries, or sitting with the locals enjoying an afternoon coffee, it was an experience li… Leer más
Casa Iriarte, Casa Iriarte… ¡cuánto oigo hablar de ti! Hace poco tiempo, me olí que Marisa estaba barruntando algo invitando a varios amigos a participar en una aventura literaria y, debido a mi mal carácter, me puse celosilla. ¡Marisa no había contado conmigo! Así que ni corta ni perezosa, y debido sin duda a mi buen carácter, me colé en el grupo como pude… ¡Yo! Una osadía, ya que, como mucho, he escrito algunos artículos en revistas científicas muy específicas, plomizos para los no int… Leer más
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