Casa Iriarte o la casa del “Poder”

Para vivir, para saber que se siente o para conocer Casa Iriarte, solo existe una única forma y es pasar unos días en ella, con la compañía y hospitalidad de Marisa, Javier y su encantadora perrita Teka; cualquier otra forma de intentar conocer este oasis, se queda muy pero que muy lejos de la bella realidad. Mis palabras solo os pueden ayudar a dar un poco de luz, un esbozo de lo que vais a encontrar a vivir y sentir en ella; pero nada más.

Cuando cruzas las paredes milenarias de Casa Iriarte al pie del Cerco del pueblo navarro de Artajona, dejas fuera tus pesadas maletas, maletas llenas de tu día a día, llenas de pensamientos, etiquetas, responsabilidades, “deberías” y capas y capas de ti mismo. Todo queda fuera.

El silencio, la calma y el amor se van impregnando en tu piel. Una energía nueva y renovada se cuela en ti, por todos los poros, llega a lo más hondo de tus entrañas y sin más el “Poder”, el super “Poder” de imaginar, de soñar, de sentir, de ver con los ojos cerrados, de amar sin más y de palpar amor por ser y existir, aparece como por arte de magia; ¡puf! la magia buena de los cuentos fantásticos, de los cuentos que todos soñamos que se hagan realidad, y te sientes una heroína, una mujer invencible, una mujer poderosa, imparable, grande, bella y capaz de conseguirlo todo, ¡de hacer realidad tu sueño!

El tiempo y el espacio pierden el sentido. Casa Iriarte te abraza, te acuna, te arrulla y te canta al oído dulces y antiguas melodías de hadas y unicornios, y es un leve susurro, mientras flotas, el que te recuerda que tu historia, tu cuento, tu camino y tu vida siguen, te esperan detrás de las gruesas paredes de piedra de Casa Iriarte.

Y te marchas feliz, sabiendo que vas a volver, porque Artajona te ha cambiado, Casa Iriarte te ha transformado, te ha cautivado, ya forma parte de ti, de tu esencia y de tu ser. Y al querer recoger tus maletas, las que dejaste al entrar, aquellas que pesaban tanto, descubres que solo hay un pequeño zurrón, una diminuta bolsa donde guardar tu amor por ellos, por Marisa y Javier, por la gente a la que amas, por ti, por lo que eres y por el Universo. Te marchas ligera y ágil, renovada. ¡Te marchas con las manos vacías y el corazón muy pero que muy lleno!

¡Mil gracias por vuestro amor y hasta muy pronto!

Marta Fábregas. Sant Cugat. Barcelona

Casa Iriarte Workshops. Mujeres con Ideas