Lo que sorprende de Casa Iriarte son sus propietarios, Marisa y Javier, que por su simpatía y amabilidad se transforma la relación en amistad. Ellos te hacen sentir la sensación como que estuvieras en tu casa – por cierto maravillosa, confortable y con un amplio y precioso jardín. En el pueblo y sus alrededores se respira paz, tranquilidad y, sobre todo, mucha  historia de diferentes épocas, que acaba impregnando el cuerpo y el espíritu. Muy recomendable por la elegancia y magnifica construcción y sobre todo por sus anfitriones.

Juanjo Fernández. Barcelona

 Casa Iriarte Encuentros. Reflexiones sobre Arte y Proyectos Culturales.