«A los sesenta y tantos años, y con la experiencia personal y profesional adquirida, concluí que era importantísimo tener un espacio en el que [las mujeres] pudiéramos desacelerar, pensar, reunirnos e intercambiar ideas y proyectos; y pensé en Navarra donde tenemos una casa familiar, Casa Iriarte, en un pueblo de 1700 habitantes; así que nos instalamos en ella para vivirla y convertirla en una desaceleradora que contrarreste las presiones de aceleración a las que a veces se ven sometidas las mujeres con ideas y proyectos. Por esta casa pasan muchas mujeres, creativas, fuertes, apasionadas, talentosas, valientes, alegres, arriesgadas de las que aprendo continuamente y a las que acompaño en muchas de las grandes decisiones de su vida. Me hacen muy feliz. «

Marisa iturbide